El valor de la comunicación

El valor de la comunicación

Sin duda, este año nos está dejando grandes enseñanzas, pero sobre todo muchas oportunidades para aplicar el nuevo conocimiento, reflexionar sobre nuestras prácticas cotidianas y replantear el valor que le damos a lo intangible, como la interacción cara a cara. Éramos felices y definitivamente lo sabíamos: el miedo al cambio, a lo desconocido, y sobre todo la rapidez con la que llegó plantearon el rechazo a esta nueva dinámica social, nuestra nueva realidad.

Como seres humanos, comunicamos, siempre comunicamos. Es nuestra naturaleza. Emitimos todo tipo de mensajes, con una mirada, un gesto, un emoji, una palabra, una imagen, nuestro cuerpo, pero también con los silencios. ¿No te ha pasado? De hecho, el silencio es lo que más impacto genera a nivel psicológico. Constantemente captamos y buscamos información del contexto en el que nos desenvolvemos, lo cual también está íntimamente relacionado con un instinto de supervivencia.

Una característica que ha permitió que las sociedades adquirieran tal cual el estatus de civilización es porque desarrollan y se apropian de significados específicos. En otras palabras, tienen maneras de comunicarse y de representar o simbolizar lo que se quiere comunicar: el lenguaje es el ejemplo más simple y a la vez más complicado de analizar porque va ligado a un contexto y usos específicos, algo de lo que en nuestro país, tanto foráneos, como extranjeros, sufrimos.

Y justamente la lección que a título personal considero la más importante es la del poder, el valor y la necesidad de la comunicación, de mantenernos bajo “significados en común” y más aún “con objetivos en común”.  Considero que no haría mucha falta ahondar en todas las posibilidades a las que me podría estar refiriendo, pero es también esta polisemia lo que me motiva a hacerlo, para lo cual te voy a contar una historia imaginaria y cabe aclarar que cualquier parecido con la realidad será mera coincidencia.

Había una vez un virus que vivía en un murciélago. Era un virus feliz, no le hacía daño a nadie, pero un día sucedió algo que nadie pudo explicar: pasó a contaminar a una gran parte de la población humana mundial, causando efectos graves en la salud y la única forma de evitar que continuara causando daño era que los humanos de todo el mundo cambiaran su modo de vida y se aislaran de convivir con sus amigos, compañeros, vecinos y familiares. El trabajo y la escuela ahora era a través de pantallas, pero en una supuesta comodidad desde casa y aparentemente no se tenía la necesidad de salir, ya que se plantearon incluso nuevos códigos sociales para determinadas actividades: esenciales (supervivencia)  y no esenciales (ocio). Sin embargo, no se logró comunicar eficientemente la necesidad de vivir, de preservar la salud frente a otras necesidades no tan básicas, más no inferiores, ni un objetivo en común que se sobrepusiera  a los individuales…

¿Qué crees que pasó?

Una vez más ha quedado demostrada la importancia de la comunicación y aunque también es importante la rapidez, lo es más la pertinencia y saber comunicar. Saber comunicar implica prever los efectos y analizar las posibilidades. Es todo un arte, más que incluso una ciencia, pero es la base del funcionamiento de la sociedad. Los profesionales y estudiosos de la comunicación tenemos una máxima: “saber comunicar no es lo mismo que saber de comunicación”.

No te sientas mal, a muchos nos suele pasar porque hay 2 o más involucrados (emisor y receptor o receptores) y por tanto hay 2 momentos: cuando se emite un mensaje (considerando las habilidades, motivaciones, objetivos, conocimientos y entorno del emisor) y cuando se “recibe”  el mensaje (considerando las habilidades, motivaciones, objetivos, conocimientos y entorno del receptor o receptores, que es cuando en realidad se complica).Pongo entre comillas “se recibe” porque una cosa es oír y otra cosa es escuchar, así como una cosa es hablar y otra comunicar.

Déjame decirte que, en todo momento, la comunicación ha sido, es y será improbable; sin embargo, saber comunicar será probabilizar la comunicación, hacer que suceda y sobre todo que sea exitosa. Pudieras pensar incluso que, al ser innata al ser humano, debería ser básica y fácil para nosotros, pero a veces ni para los profesionales lo es porque influye algo más que las palabras y esto es lo intangible.

El valor de la comunicación no es monetario. Uno de los más grandes referentes de la comunicación interna (empresarial) en América Latina, Manuel Tessi, dice que “la comunicación impacta en el Excel, a través del Word”, es decir que el efecto es real, genera y marca diferencias, pero al ser intangible, es difícil darle un valor numérico porque su valor recae en los efectos y en los resultados que genera. Es una inversión de disposición, principalmente, porque implica cuestionar y cambiar muchas de nuestras prácticas cotidianas porque: “la comunicación no se ve, pero cómo se percibe su ausencia”

Te dejo reflexionar, no sin antes comentarte un último detalle igual de importante que seguro te sonará familiar, pero lo dejaremos como introducción a nuestra próxima columna: capitalizar la comunicación, o lo que es lo mismo, hechos no palabras, y en nuestro caso específico lo cambiaremos un poquito a “resultados, no palabras” que es lo que un consultor en comunicación te ofrece, no necesitas tener una empresa para buscar capacitación, es trascendental en nuestra vida capacitarnos constantemente en pro de ser mejores comunicadores, lo que va muy de la mano con ser mejores personas (en esencia).

El guiño del día: identifica a quien diga y haga lo contrario. Aléjate, no es el camino. Y si tú lo haces, reflexiona porque definitivamente no vas por buen camino. Aplica para todo.

Yatziry Fabiola López Tavira

Licenciada en Comunicación por la UAEMéx. Acentuación en Comunicación Organizacional cursada durante el Programa de Movilidad Académica en la BUAA. Alumna Destacada del Diplomado Internacional Virtual en Dirección de Comunicación Organizacional avalado por la Red Mundial De Comunicación Organizacional. Diplomado en Comunicación Estratégica y Corporativa avalado por la Universidad Cuauhtémoc y la Red Mundial de Comunicación Organizacional.

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